
“Somos máquinas, pero tenemos enseñanzas y métodos para poder convertirnos, realmente, en personas más humanas y más lúcidas”
Ramiro Calle
Por Larissa González Medina
La tradición Oriental afirma que las personas somos máquinas capaces de tener aprendizajes continuados y que es factible que desarrollemos las funciones de la mente a través de disciplinadas prácticas espirituales y psicológicas que mediante el esfuerzo enfocado nos impulsen a convertirnos en verdaderos seres humanos.
El responsable de llevar el yoga a España, Ramiro Calle, afirma en su libro La lámpara de la mente, de mindfulness o atención plena, que miramos tanto hacia afuera que olvidamos ver hacia adentro por lo que nos descentramos y dejamos que la mente se vuelva lo opuesto a nuestra aliada.
Es preciso trazarse como objetivo ya señalado en su momento por Sócrates: conócete a ti mismo, mas esta vez lo haremos de la mano de Calle, quien propone un método cuyo motor ha de ser el deseo más profundo de humanizarnos porque el título de ser humano ha de ser ganado con disciplina y esfuerzo.
Se trata de un recorrido de cuatro pasos: autoaceptación, autoconocimiento, transformación y autorrealización.
La autoaceptación sienta las bases del autoconocimiento que empieza por la autoobservación pues es fundamental conocer a quien observa con una óptica de testigo que no juzga sino que se ciñe al método científico en todo momento: observa nuestras reacciones, pensamientos, emociones, conductas, hábitos de carácter, mentiras, reacciones del ego, expresiones de generosidad, amor, los momentos de lucidez, etc.
Observarnos es la vía de autoconocernos y este es el punto de despegue para reflexionar sobre qué de nosotros vale la pena mantener o potenciar y qué deseamos cambiar y determinar el sentido.
La fase de transformación puede ser abordada con un sinfín de técnicas que pueden ser físicas, psicomentales y energéticas o aquellas espirituales, entre muchas otras y que nos pueden ayudar a humanizarnos y dejar atrás lo que nos detiene o estanca.
Finalmente, la senda de la autorrealización acaba por conducirnos a la senda sin senda y que es también conocida como la senda interior y que es la que nos permite a acceder a nuestro maestro interno de cuya mano podemos desarrollarnos habiendo soltado las ataduras del pasado para desarrollar una memoria creativa que podamos manejar conscientemente.
Esta vía de autodesarrollo e individuación apunta a la autorrealización, a la armonía y hacia el bienestar que podría llevarnos a la paz interior para dejar de experimentar el vacío existencial, de ser el caso y para por fin ganarnos el ser llamados seres humanos.
Fuentes:
Calle, Ramiro. (2019). Mindfulness. La lámpara de la Mente. España. Planeta.