
“¿Y si hubiera en cada uno de nosotros un poder capaz de crear universos? ¿Y si todo lo que podemos es imaginar y lo imaginado necesita manifestarse? ¿Y si conectáramos con una parte de nosotros en donde nada es imposible?”,
Raimon Samsó
Por: León Tranquilo
Reflexionar sobre los pensamientos negativos
Poder reflexionar sobre los pensamientos negativos, dos palabras que juntas representan, para muchos, desde un reto a resolver (conciencia), hasta un/os monstruo/s que atosiga/n) y latiguea/n todo el tiempo, sin saber qué los produce, en dónde se materializan en nuestra mente y, por ende, en la realidad cotidiana.
Cuando conocemos su existencia y manifestación tenemos y podemos, por decirlo así, que trabajarlos y, en todo caso, llegar a eliminarlos y, posiblemente, hasta transformarlos en algo que nos favorezca.
El problema se vuelve grave cuando ni siquiera sabemos que los pensamientos negativos están constantemente presentándose en nuestra mente y afectando de manera grave nuestra realidad.
¿Por qué sostengo que se presentan en nuestra mente? Porque los pensamientos son precisamente aquello que se trae a la realidad que vivimos a través de la actividad intelectual y esta se da en nuestra mente mediante procesos racionales o por abstracción de la imaginación.
He ahí lo terrible que puede ser tener pensamientos negativos: no existen en la realidad, pero a través de racionalizar o imaginarlos se convierten en realidades en nuestras vidas. Además, asociamos que lo negativo es sinónimo de carencia, por tanto, nos producirán daño.
¿Para qué reflexionar sobre los pensamientos negativos?
Las últimas tendencias que estudian el pensamiento del hombre, indican que lo negativo nos va generando una realidad o situaciones en nuestro mundo particular que nos desfavorecen y producen insatisfacción. Aunque parezca tétrico, los pensamientos negativos son un caldo de cultivo para ensombrecer nuestros días porque crean una realidad que no queremos; contradictoriamente, el inconsciente nos juega una mala pasada.
Por lo mismo, es necesario entender que los pensamientos negativos no se producen a voluntad, más bien, al ser inconscientes surgen constantemente y sin darnos cuenta y creo que la correcta definición sería que se vuelven “rumiantes” o reiterados hasta erosionar nuestra conciencia y nuestra capacidad de vivir con entusiasmo e ilusión y de construir una realidad satisfactoria.
Si no podemos identificar los pensamientos negativos se adueñarán de nuestra realidad cotidiana contaminando nuestra vida de pesimismo y obscuridad.
Raimon Samsó, en su libro “El código de la manifestación”, dice:
“Pensar desde el principio proyecta en el mundo lo que tienes ahora. Pensar desde el final proyecta en el mundo lo soñado. Por eso es tan importante que imagines tu deseo cumplido porque, es preciso creerlo para verlo, y no al revés, como te han mal enseñado”
Para Samsó, todo lo que pensamos se manifiesta en la realidad objetiva del mundo que hemos constituido en esta vida y como nos han enseñado a pensar, es decir, generando pensamientos negativos para nuestra realidad, por lo que creo que es necesario desaprender esta costumbre rumiante y sustituir estos pensamientos por otros nada negativos y, no sólo eso sino, además, imaginar lo que deseamos para que se constituya en una realidad que nos favorezca.